martes, 26 de junio de 2012

La maldita policía y los benditos piqueteros

La gente una vez que está muerta, suele adquirir en boca de sus seres queridos, atributos que nadie había notado hasta entonces. Pero en realidad la muerte no hace más noble a nadie, salvo que muera por ese motivo. Ese fue el caso de Darío Santillán, quien falleció mientras intentaba socorrer a Maximiliano Kosteki de la maldita policía. Pero NO pudo salvarlo, ni salvarse. Sin embargo, con su muerte sobrevinieron muchos cambios políticos, y en ese sentido, hoy puede decirse que hace diez años las balas detuvieron su cuerpo, pero su espíritu aún nos sigue influyendo..

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