lunes, 25 de marzo de 2013

Hoy hace 37 años las corporaciones neoliberales se apropiaron del poder en la Argentina, al compás del ruido de botas y los ecos reaccionarios de parte de una sociedad que aseguraba: “los políticos son todos corruptos”, “el pueblo NO ha aprendido a votar”, “le regalan casas a los cabecitas negras para que levanten el parquet y hagan el asado “. De esa forma fue como lograron interrumpir al sistema democrático, para luego llegar al extremo de justificar la tortura y el asesinato bajo interrogantes culposos que decían: “en algo andarían”, “algo habrán hecho”. Sólo así pudo sostenerse la última dictadura a lo largo de siete años de ilegalidad. Sin embargo, nada han aprendido aquellos mismos sectores sociales que apoyaron a Videla y compañía, si aún hoy se los puede escuchar repetir las mismas inconsistencias que en el pasado. Con la única diferencia que ya no pueden golpear las puertas de los cuarteles como hace 37 años, debido a que los últimos gobiernos democráticos han sido lo suficientemente inteligentes como para dejarlos sin armas. Por lo cual, lo único que les queda son: las cacerolas, Mauricio Macri y Francisco de Narváez. Es decir, están perdidos.